Aunque no lo parezca, estamos en 2008. Una tormenta económica se ha desatado y que no llueva tanto en España no quiere decir que no haya nubarrones en el horizonte. Desde la oposición alertan de que las inundaciones llegarán. Desde el Gobierno confían en que no será para tanto gracias a su gestión. Han pasado quince años, el mapa político ha cambiado mucho, pero el contexto -con matices- se repite. Entonces las elecciones las ganó el PSOE pese a que el PP acabó teniendo razón. Mientras la izquierda sigue encerrada en un discurso urbanita y en su banquete voraz, la derecha se prepara para que la historia se repita, pero al revés.
Al lío 👇🏻
🟠 Punto uno: el centro político es un punto de fuga
⚗️ Los escaños ni se crean ni se destruyen, se trasvasan. El muy electoral 2023 ha empezado, y la primera parada de mayo supondrá una previsible mejoría del PP y la previsible defunción de Ciudadanos. Y en realidad, lo segundo lleva a lo primero. Albert Rivera se mató políticamente al tomar una curva a la derecha pisando a fondo el acelerador. Años después, su expartido ha sido incapaz de dar un volantazo, y ha ido dejándose apoyos en la cuneta, hacia un PP que también escoró su trazada.
🌄 El naranja se ha ido tiñendo de magenta. Ciudadanos ha repetido el destino de UPyD casi paso a paso. En su caso con el agravante de que la formación ha sido dada por amortizada, pero no porque un partido más dinámico le haya comido la tostada, sino porque creyó que podía devorar al PP sin darse cuenta de que eso le convertía en el PP. Un poco como la boa y el elefante de ‘El Principito’, sólo que los votantes aquí no ven un sombrero.
🪓 Esta vez no interesan ni los hachazos. Los medios abarrotaron la sala de prensa de la que fuera sede de UPyD cuando Rosa Díez firmó el acta de defunción del partido. Antes de empezar, sonriendo con amargura, dirigió un ‘nunca habíais venido tantos’ a los presentes. En pocos meses, todos los medios estaban centrados en una estrella en auge, como era Albert Rivera, en detrimento de los magenta. Ahora los medios están centrados en PSOE y PP. Los flashes se han apagado, y sólo quedan las migajas del McMenú.
🫣 El peor síntoma para un partido es la irrelevancia mediática. Las primarias de Ciudadanos tienen mucho en común con las que partieron a UPyD en dos antes de morir: ganó la candidatura oficialista frente a la de los renovadores Irene Lozano y Toni Cantó, igual que ha pasado ahora. Entonces, como ahora, el debate también era sobre el acercamiento del partido a otra formación. Pero al menos en aquel momento los medios cubrieron con interés las hostilidades entre las corrientes magenta, empezando por la columna de Francisco Sosa Wagner que prendió la mecha. Ahora ni eso.
🔥 El fuego duró apenas unas semanas. Y aunque para cualquier partido sería bueno que sus cuitas internas se airearan poco, en este caso es un mal augurio. La atención llegó desde el encontronazo de final de noviembre hasta la convulsa cena de Navidad que abría las primarias. En estos días las críticas de Edmundo Bal sólo han tenido eco en Twitter, cuando hace poco la tensión entre Inés Arrimadas y Francisco Igea sí merecía atención. O mucho cambia el panorama o a Adrián Vázquez y a Patricia Guasp, que así se llaman las nuevas caras visibles del partido, les darán la misma cancha que tuvieron en su día Andrés Herzog o Cristiano Brown. Y entonces tras el fuego naranja sólo quedarán cenizas.
🟢 Punto dos: la gran casa llena de la derecha
💥 El ganador de la debacle ciudadana es el PP. Lo curioso es que la asimilación se está produciendo sin necesidad de que los ‘populares’ viren hacia el centro, de modo que pueden seguir combatiendo a su derecha, en el flanco de Vox. Y eso lleva a la idea de ‘batalla cultural’, que el viejo ‘aznarismo’ hizo suyo (aquello de ‘sin complejos’) como oposición a la ‘superioridad moral de la izquierda’. Una bandera que mantuvo viva Esperanza Aguirre y ahora agita con ganas Isabel Díaz Ayuso. Al PP no le viene tan mal tener dos almas.
↔️ Para gobernar hay que ser anchos, y por eso Alberto Núñez Feijóo empieza a desplegar su estrategia. A un lado, Borja Sémper, que dejó la política por el acercamiento del PP a Vox. Al otro, el menos moderado Xavier García Albiol, que tendrá una posición menos visible que Sémper pero que también vuelve. Y con ellos muchos otros de la ‘era Rajoy’. Es una forma de reconstruir puentes con el pasado, pero también de contentar a las facciones conservadoras clásicas que hicieron grande al partido. Por si quieren volver.
🏘️ La increíble casa creciente. Los hogares familiares empiezan con dos personas, luego se llenan con los hijos y se vuelven a vaciar pasado el tiempo de la crianza. Pero el proyecto de ‘casa grande de la derecha’ del PP está en la siguiente fase: quiere repoblar las estancias vacías, ahora con los nietos. En ese objetivo los medios pesan, y mucho. El Mundo es un campo de batalla como lo fueron PRISA y Mediapro en los tiempos del ‘fuego amigo’ de la izquierda. No sólo marcan el paso al navegante Feijóo, también mandan avisos a tripulantes capitalinos. Es la voz que más suena en el ‘ala dura’, donde Jiménez Losantos sigue teniendo columna, pero no es ni mucho menos la única ni la más dura.
👩🏻🏭 Medios lejos del centro. Y es que ahí fuera, entre los páramos de la TDT conservadora y los editorialistas que juegan a seguir siendo alguien en proyectos hechos a medida, hay medios del espectro conservador juegan otra liga. No es casual que sea una cadena como la COPE la que albergue programas como ‘Poniendo las calles’, dirigido a los trabajadores nocturnos, o ‘Agropopular’, dirigido a un mundo rural en el que Vox crece. Suele cundir la idea de que el cinturón urbano obrero sigue siendo de izquierdas, pero ya no es tan así, igual que tampoco el campo lo es ya. La protesta ya no tiene una sola ideología y, detenida la hemorragia de Vox, el PP quiere volver a recoger frutos, también en esos sembrados.
📊 La demografía augura tendencias. El envejecimiento del votante español ha mantenido con vida a los partidos tradicionales durante los años de la crisis del bipartidismo, pero Vox se hizo fuerte conquistando, además de a nostálgicos, taurinos y cazadores, a un electorado tan esquivo para la derecha como los urbanitas más jóvenes. Cospedal ganó en Castilla – La Mancha cuando Guadalajara se convirtió en provincia-dormitorio de madrileños con aspiraciones económicas, pero Ciudadanos creció gracias al voto de sus hijos, educados en la quimera del emprendimiento y que empezaban a poblar PAUs y ensanches urbanos vaciados de servicios públicos. En las grandes urbes, por cierto, la población venezolana exiliada del chavismo es ya una comunidad prominente. En todos esos nichos puede estar la clave del futuro para el PP. Así están las cosas en el eje, según el CIS, graficado por Eduardo Bayón.
🤔 Uniendo los puntos
Hubo un tiempo en el que los distintos se tocaban. Cuando Pablo Iglesias y Albert Rivera compartían eje, el de reformar instituciones, y defendían intereses comunes, hoy impensables. La batalla cultural es lo que ha alejado las posturas, porque al final tiene mucho de batalla y poco de cultura (política).
Descansa, te escribo en breve 👋🏻