Manifestación contra el Gobierno en la plaza de Colón (Fuente: Wikimedia Commons)
Manifestación contra el Gobierno en la plaza de Colón (Fuente: Wikimedia Commons)

🇪🇸 Quizá seas nacionalista y no lo sepas

Esto iba a empezar el lunes que viene, pero qué demonios. Y es que esta semana se celebra el Día de la Hispanidad. Bueno, lo celebran quienes se sienten muy españoles. Luego están quienes, sin celebrarlo, lo disfrutan como festivo que es (seguramente la mayoría). Pero también hay quienes lo lamentan: aquellos que ven en la efeméride el triste recuerdo de un pasado colonial que consideran injusto y violento.

Pocas fechas mejores que la festividad nacional para hablar justamente de eso: de nacionalismo.

📍 Punto uno: nacionalista quién (spoiler: todos)

La política española ha sido, desde siempre, nacionalista. El terrorismo en Euskadi o el ‘procés’ catalán son los referentes más claros, pero en realidad son sólo las expresiones más extremas de un fenómeno complejo y diverso que ha condicionado mucho lo que se ha hecho en este país. Y no ahora, sino ya desde mucho antes de la Guerra Civil.

Hay, claro, escalas: desde el independentismo a la defensa de la cultura propia, con muchísimos grises en medio. Pero ten claro que si llevas la bandera (la que sea) en el coche, en la muñeca, en el jardín, tatuada, en la hebilla del pantalón o hasta en la correa del perro entonces eres un nacionalista de manual.

Dejando de lado los casos vasco y catalán, muchos gobiernos autonómicos han dependido de fuerzas más o menos nacionalistas. Y también, y no pocas veces, la estabilidad del Gobierno central ha estado en manos de partidos cuya prioridad no era precisamente ‘lo central’.

En esto España no es única, y basta echar un ojo al mapa de los nacionalismos identitarios de Europa para darse cuenta. Aquí lo dibuja la EFA, la agrupación de formaciones secesionistas europeas.

Mapa del secesionismo europeo (Fuente: European Free Alliance)

Pero esto no es ni español, ni europeo, como bien refleja el caso de Québec, por citar uno. Muchos conflictos recientes y actuales tienen que ver con la redefinición de fronteras consecuencia del nacionalismo.

Pero el nacionalismo no es sólo el llamado ‘periférico’. El nacionalismo español también existe, y se está haciendo bien visible en los últimos años, aunque muchos nieguen la mayor. De hecho, se da un fenómeno curioso: aquellos que suelen definirse como ‘antinacionalistas’ suelen ser, en realidad, nacionalistas de un signo opuesto. Cuando la unidad del país, la bandera o las fronteras son para ti una línea roja es que probablemente seas nacionalista, pero español. 

🙋🏽‍♂️ Punto dos: otro nacionalismo es posible

El problema viene precisamente de que el nacionalismo se ha asociado de forma sistemática a lo conflictivo. El nacionalismo periférico es malo -dicen- porque ataca las bases de la Constitución, y por supuesto defender lo español no es ser nacionalista -dicen- sino simplemente ser español. 

Para muestra un botón. Aún no he hecho públicos muchos contenidos de mi tesis doctoral, pero aquí va un pequeño adelanto por ser tú mi persona suscrita favorita. El gráfico de abajo compara los problemas más importantes para los españoles, según el CIS, y las veces que se citaron esos problemas en los grandes medios digitales (ElPaís.com y ElMundo.es) en pleno apogeo de la crisis económica y el descontento político (2014-2015). El nacionalismo es el primero cuyo nivel de presencia en los medios es mayor que la preocupación que despertaba en la ciudadanía. Y ojo, el procés estaba en su apogeo. 

Problemas ciudadanos por categorías del CIS comparado con menciones en El País y El Mundo entre 2014 y 2015 (Fuente: Elaboración propia)

Pero más que un ‘problema’, algunos han visto en el nacionalismo una oportunidad. No se trata de una confrontación con el Estado para intentar conseguir la independencia, sino de llevar al debate estatal algunas reivindicaciones de carácter más localista. Que se preste atención a regiones que no suelen alzar la voz, pero que (o precisamente por eso) tienen enormes carencias infraestructurales.

Es lo que han ido haciendo algunas formaciones llamadas ‘regionalistas’ (por aquello de que no buscan construir una nación). Es el caso de la extinta UV de la Comunidad Valenciana, el PRC de Cantabria, el FAC de Asturias, la CC Canaria o la UPN de Navarra. No es casual que su corte sea más conservador.

Además, en los últimos años ha ido haciéndose un hueco en el debate público lo de la ‘España vacía’, que acabó derivando en un más combativo ‘España vaciada’. El máximo exponente ha sido Teruel Existe, que logró un escaño en las últimas elecciones. La cosa ha funcionado tan bien que muchas agrupaciones similares se están organizando para presentar una candidatura unitaria en los próximos comicios.

🤝 Punto tres: confluir es difícil aunque sepas cómo

Pablo Iglesias intentó hacer algo así (lo de unificar candidaturas) hace años, pero con los nacionalistas de-toda-la-vida. La idea era crear un polo unitario entre formaciones con peso en sus regiones para abrir el debate sobre un Estado más descentralizado y, quién sabe, federal. Eso que a veces dicen partidos nacionales (que no nacionalistas) y luego no.

No lo consiguió… o sí. Sólo hay que pararse a pensar en que fueron las formaciones nacionalistas las que decantaron la balanza de la moción de censura que desalojó a Mariano Rajoy de la Moncloa. Y es que el nacionalismo y el regionalismo tienen mucho peso: sólo hace falta echar un ojo al mapa autonómico.

En realidad Iglesias ya había visto el potencial de la idea años antes, cuando Podemos era incipiente y abrió un proceso de ‘confluencias’ porque carecía de estructura como para montar candidaturas de cara a las elecciones autonómicas y municipales. Y la cosa funcionó… a nivel municipal. Cuando quiso capitalizar ese éxito a nivel nacional la cosa se complicó: sin las ‘mareas’ gallegas y los ‘comunes’ catalanes el proyecto se fue resquebrajando.

Algo debe haber ahí cuando otros, también quienes rechazan el nacionalismo periférico, lo han intentado a su manera. En Asturias y Navarra el PP estuvo coaligado (o delegando) con FAC y UPN, respectivamente. Luego también lo intentó Ciudadanos, aunque eso supusiera pasar a aceptar el cupo navarro -una de esas cosas que quería combatir y luego no-. El PSOE tiene en el PSC catalán un partido hermano, y en la NC de Canarias un asociado. 

Quién sabe si, desde el punto de vista de la política española, es más efectivo seducir al nacionalismo que combatirlo. Que se lo digan a Sánchez y a su estrategia de acercamiento a ERC en Cataluña, mesa de diálogo mediante…

🧐 Uniendo los puntos

¿Y tú, te consideras nacionalista o regionalista? ¿Eres de los que cree que el nacionalismo -periférico o no- es una amenaza, o por el contrario piensas que es una opción política más? No tendrás puesto uno de esos felpudos de ‘la república independiente de mi casa’, ¿verdad?

Agites la banderita que agites disfruta del puente, si lo tienes, y te escribo el viernes con algunos contenidos adicionales para seguir pensando 👋🏻