Fuente: Borja Ventura
Fuente: Borja Ventura

Patxi Zabaleta: “Aunque haya sido a costa nuestra, el éxito de Bildu ha sido nuestro éxito también”

A sus 64 años, Patxi Zabaleta lleva tres décadas y medias en política. “Soy uno de los tres miembros de la primera ‘Mesa Nacional’ de Herri Batasuna que sigue en activo, pero hay tres profesiones de las que uno nunca se jubila: abogado, político y académico”. Y él tiene las tres. Antes de empezar, deja su iPhone 3G en la mesa, cuadra unos folios delante suyo y empieza a garabatear. Refuerza sus respuestas con expresiones como “sin duda ninguna” o “qué duda cabe” mientras dibuja. Lo único comprensible que queda en el papel al final de la entrevista es un 98 subrayado con insistencia cuando habla del sumario 18/98, “una de las mayores vergüenzas de la Justicia española”.

 

Patxi Zabaleta, fundador del ‘brazo político’ de ETA en sus orígenes, goza de la aceptación de todas las fuerzas políticas. HASI queda muy lejos, pero no tanto su escisión de Batasuna con su propia corriente de pensamiento, hoy convertida en partido. A lomos de Aralar ha realizado una condena expresa de la violencia de ETA, igual que lo hizo en el seno de HB durante el cautiverio de Miguel Ángel Blanco, “uno de los temas más terribles que ha cometido ETA”, y antes con el asesinato de Gregorio Ordóñez.

“Aralar ha sido mucho más efectivo porque ha hecho la discrepancia dentro y fuera de la Mesa Nacional”, discrepancias que ahora ve “curiosas” cuando, a su juicio, “Bildu ha repetido muchísimas cosas que nosotros decíamos hace diez años, cosas que ellos contradecían y con las que pretendían desautorizarnos o dejarnos como si fuéramos traidores”.

Asegura que nunca se sintió amenazado cuando tras aquellas discrepancias aparecieron pintadas advirtiéndole que “traiciones, ni una”. “No tomé nunca en consideración aquellas palabras, hubiera sido poco valiente hacerlo”, asegura. “Nunca he llevado escolta, y me lo han ofrecido varias veces. En mi caso no llevarlo era una obligación: uno tiene que asumir los riesgos que provoca, y yo he provocado riesgos”.

Pero ese pasado de separación no le impide reconocer a sus antiguos compañeros en una formación con la que habla de tender puentes: “Existe mucha más cercanía objetiva de la que había antes; nos separan algunas cuestiones, pero muchas menos que antes. Bildu tiene que hacer camino, y Sortu también: la legitimidad no se gana el primer día y eso se gana además con la coherencia”.

“¿Y antes por qué no?”

En ese camino que él y los suyos ya han andado hay muchas historias. “Me tropecé hace un tiempo con la viuda de José Javier Múgica, que fue fotógrafo de mi boda”, empieza a contar con una sonrisa, refiriéndose a ella como ‘La Reyes’. “Me dijo ‘a buenas horas’ a lo lejos, pero no sabía a qué se refería. ‘¿Qué hostias quieres decir?’, le dije al acercarnos. ‘Joder, a que ahora la tregua es definitiva… ¿Y antes por qué no?’ ”.

Guarda un momento de silencio. “No hay nada que decir ante eso». Y sigue.

«Ese hombre era fotógrafo profesional, mediocre, barato. Quería ser fotógrafo artístico, pero no le daba. Las personas son como son, vivas o muertas, y él era un bocazas. Cada vez que iba a una boda se invitaba, acababa cantando, metiéndose con la gente…”. Gesticula mientras sonríe. “Se presentó a un concurso y le di yo el lema, ‘Como un espejo’, y ganó el concurso. Creo que fue el único que ganó”, se ríe. “Cuando le mataron escribí un artículo y lo titulé así, ‘Como un espejo’ “. Ya no hay rastro de sonrisa en su cara.

Traje chaqueta claro y unas gafas sin montura, Zabaleta cree que el éxito de Bildu, “aunque haya sido a costa nuestra, ha sido nuestro éxito también”. Con ese “a costa nuestra” se refiere a los 20.000 votos que estima que se ha llevado la coalición de los 80.000 que consiguió sumar Nafarroa Bai en las anteriores elecciones.

Reconoce eso y que les ha perjudicado “la abstención y nuestros problemas internos”, pero hace una lectura positiva. “Nunca los abertzales habíamos tenido en conjunto tantos votos en Navarra como en este momento, aproximadamente 95.000, con 15 de los 50 escaños”. Eso, dice, “nos convierte en la segunda fuerza”.

¿”Nos”? El líder de Aralar reconoce que aglutinar fuerzas es un objetivo de la izquierda abertzale, entre la que se cuenta. Y hay dos vías: o que se firmen acuerdos o que una fuerza deje sin sitio a las demás. Apuesta por la primera, a pesar de que les separan de Bildu “un montón de cuestiones, pero qué duda cabe que son menos de las que había antes”.

En su opinión Bildu representa “un cambio fundamental y copernicano, el cambio estratégico hacia la utilización exclusiva de fines políticos. Aunque hay sectores políticos que aún lo ponen en duda, el pueblo no lo ha puesto en duda”. El cambio está en el ‘qué’, pero no en el ‘quién’: “Los independientes no existen. El esqueleto fundamental de Bildu es Batasuna, es Sortu”, asegura.

“Menos diferencias” con Bildu

Las diferencias están “en todo el tema de la lucha armada”, “en el tema de la autonomía”, “en la forma de entender la propia pacificación”, sobre “el derecho a decidir”, o en la cuestión “de los presos”, a los que considera que ETA instrumentaliza “como se instrumentalizó, incluso se prostituyó”, a las víctimas. “Los presos no son un colectivo, son personas con diferentes ideas. No tienen que ser vanguardia de nada, ni considerarse consecuencia de la solución: son parte del problema”, comenta.

“Cuando surgimos como partido hace diez años nos insultaban llamándonos autonomistas y ahora lo son ellos. Cosas de la vida”, dice con ironía. “En cualquier caso, es posible el acuerdo y yo creo que se hará para crear un espacio político, plural, pero uno”.

“Eso exige el cese sin contraprestaciones por parte de ETA”, dice, una opción “que no ha sido unánime, pero sí muy mayoritariamente aceptada en la izquierda abertzale”, comenta. “Estoy convencido de que si subsiste alguna rama será por excepción, sin cobertura ni apoyo social, y en eso tenemos nosotros el orgullo de haber aportado una parte importante de todo ese bagaje”.

Ese fin de ETA no cree que llegue por la acción policial: “El final será por razones ideológicas”, porque los “movimientos de carácter insurgencionista nunca los soluciona la Policía”. Y para argumentarlo lo compara con el asesinato de Bin Laden, que “ha dado alas a Al Qaeda para que subsista diez años más”.

También critica con dureza algunas actuaciones judiciales: “la Ley de los partidos es una miseria de la democracia española que va a estar en la basura dentro de cuatro años”, Bateragune “no sólo no tiene sentido sino que es una afrenta terrible a las personas implicadas en ello”, entre otras su hija. “Es una de las últimas vergüenzas de Garzón, es un auténtico desastre el lastre que ha dejado esta persona en la Justicia española”, asegura. “Todo el sumario 18/98 es una de las vergüenzas del sistema político y penal español”.

“Hablar siempre es posible”

Se confiesa optimista, “a pesar de lo que toca por todos los lados”, porque ve “irreversible” el proceso, incluso minimiza los “incidentes” con Bildu. “En un cambio siempre hay contradicción, y se pasa de lo que no se es a lo que sí se es y se deja de ser lo que se era”, comenta. Ante todo cree que no hay una fractura social. “La hubo, pero a nivel de élites políticas. Hay un grupo de políticos que no se habla con otro grupo de políticos, pero los que les votan a unos y otros están juntos en el mismo bar”.

Conoce a “muchos amenazados”, la gran mayoría “personas que han actuado desde la discreción, honradez y humildad”. Conoce a víctimas de ETA. Conoce a gente que ha sido “brutalmente” torturada en comisarías, y ha defendido “a mucha gente de ETA”. Y esa capilaridad, en la que todos se conocen a todos, es en lo que confía. En hablar para arreglar las cosas.

“Es en lo que estoy empeñado desde hace más de 40 años”, comenta. “Veremos el fin de ETA”. Y su garantía es el diálogo: “Sí que es posible, hablar siempre es posible. Yo me hablo con todos, o me doy la mano. Lo acabo de hacer con uno del PP”, sonríe.