Fuente: Borja Ventura
Fuente: Borja Ventura

Idoia Mendia: “Quitar la bandera española y poner la ikurriña no enciende farolas”

Es la voz del Ejecutivo vasco. Una voz que conoce bien el ‘otro lado’, el del mundo abertzale y el nacionalismo. Por eso es capaz de llamar “asesinos” a los miembros de ETA al tiempo que reconoce que se ha torturado “en el pasado y en un presente cercano”. No habla de conciliación, ni de perdón, sino de “convivencia”. Idoia Mendía, concejal antes que consejera, vive a sus 46 años con cuatro escoltas.

 

Su abuelo fundó el ‘batzoki’ de ANV en Barakaldo. Su familia es abiertamente nacionalista. Su pediatra fue el histórico miembro de Herri Batasuna Santi Brouard, asesinado por el GAL. Estudió en una ikastola. Es buena amiga de gente tan vinculada al mundo abertzale como Jone Goirizelaia, abogada de los líderes de Batasuna.

De hecho llama “Arnaldo” a Otegi cuando habla de él. Pero la suma de todos esos datos no da el resultado que cabría esperar: Idoia Mendia es socialista. Más que eso, es portavoz del Ejecutivo de Patxi López y consejera de Justicia y Administración Pública. Y eso a pesar de que apoyó a Nicolás Redondo frente al actual lehendakari cuando ocupó su escaño en el Parlamento Vasco.

“Conozco a gente de ETA que ha estado en la cárcel hasta hace poco , conozco a asesinados por ETA, conozco a asesinados del GAL, conozco a gente que ha tenido que marcharse de este país, a gente amenazada…”. Suspira. “Es que éste es un país muy pequeño”. Pequeño pero con un problema grande. “Esto no es un problema de vascos y españoles, es un problema entre vascos y vascos”. Ella misma lleva cuatro escoltas.

Por cosas como esas Mendia es un buen reflejo de la ciudadanía vasca: conoce bien una parte del biombo, pero tiene los pies firmemente situados en la otra. Describe a los terroristas como “delincuentes que deben estar a disposición judicial“, asegura que “a la banda no hay que darle tregua” y exige a la izquierda abertzale que dé más pasos.

Dice claramente eso de que “Euskadi no es Irlanda”, recuerda que mientras hablamos “nadie se acuerda de que ETA sigue viva” y vuelve a insistir en que la izquierda abertzale tiene que dar más pasos. Lo repite varias veces a lo largo de la entrevista.

El “suflé” de Bildu

ETA sigue viva, pero habla de su final en presente: “Ahora que ETA ha acabado…”, dice. Y ya ve consecuencias políticas: “Si los de ETA bajan la persiana y la izquierda abertzale y Bildu siguen dando pasos el PNV va a tener serios problemas para ser la primera fuerza en Euskadi, la izquierda abertzale se les va a comer”.

Ese escenario dibujará “cuatro grandes movimientos políticos en Euskadi: PP, PSOE, PNV y un partido que se llame como se llame aglutine a la izquierda abertzale”. Ese sería el escenario “normal”.

Pese a esa huella nacionalista tan presente en su vida manda continuos recados a los nacionalistas durante la entrevista: son rivales políticos y eso cuenta. “A abertzale no gana nadie a la izquierda abertzale: los hijos de los militantes del PNV van a preferir votar al original que a la copia”, asegura.

Ese es para ella uno de los motivos del éxito de Bildu, al que califica como “el suflé”: está convencida de que se acabará deshinchando. “Muchos de esos votos son votos de prestado, de gente que no comparte toda su ideología y que les ha dado un voto de confianza como ya le pasó a Ibarretxe en 2001”, advierte. “Como dice el lehendakari, entre todos les hemos hecho la campaña”. Eso, la crisis, el enfado con los grandes partidos, “la ola PSOE”… Todo cuenta.

Aunque lamenta los resultados, considera que a Bildu gobernar les ayudará a aprender: “No es lo mismo hacer política desde las barricadas o desde la oposición que tener que gobernar. Quitar la bandera de España y poner la ikurriña puede estar bien para tu público, pero eso no enciende farolas, ni gestiona los residuos, ni crea empleo”.

Ella, altísima, con tres pulseras de colores en las muñecas y un iPhone 4 en el bolsillo, sabe de lo que habla: hasta hace dos años era concejal en Barrika, una localidad de apenas 1.500 habitantes en la que ahora gobiernan PNV y Bildu en coalición y el PSOE ha desaparecido del Ayuntamiento. La presión en los pueblos siempre es mayor que en las ciudades, y “esa presión nunca había desaparecido”.

Mendia, que dirige el área de Justicia del Gobierno vasco, no entra a valorar las decisiones judiciales sobre Sortu y Bildu. Del primero sólo dice que tiene unos estatutos “impecablemente legales”, pero que pesaron más las dudas de los magistrados. En el segundo caso también habla de dudas, pero con dos matices: en la coalición hay dos partidos “con una tradición democrática” y ahora, con la reforma de la LOREG, “se les podría retirar las actas si se pasan”.

La gente pasa en Euskadi, siempre ha pasado

“A demócrata no se llega en un día”, dice en referencia a la izquierda abertzale: “Le queda un recorrido muy largo para ser claros y condenar la violencia, no sólo todas ‘las violencias’, porque las violencias tienen nombres y apellidos y hay que ponérselos”, comenta.

Queda por hacer pero el camino ha empezado. ¿Qué motivó el cambio? El atentado de la T4 que rompió la última tregua: “Arnaldo [Otegi] y su gente se dieron cuenta de que no podían seguir en esa asociación con ETA porque era el fin político de la izquierda abertzale”. El cambio lleva tiempo gestándose: “Los líderes de la izquierda abertzale han hecho declaraciones como las de ahora muchas veces antes, pero tomando un café, nunca abiertamente”.

De sus palabras se deduce que achaca cierta falta de memoria a la ciudadanía: “Nosotros, los partidos democráticos, les hemos empujado a dar esos pasos, pasos que ellos no hubieran dado por sí solos… pero la ciudadanía les ha premiado a ellos”.

Esa falta de memoria no sólo afecta a Bildu ahora, sino que también ha tenido lugar a lo largo de la historia de ETA: “La gente pasa en Euskadi, siempre ha pasado. Sólo llegó a ciertos niveles de hartazgo con hechos como el asesinato de Miguel Ángel Blanco, cuando la gente salió en masa a la calle”.

Cree que la izquierda abertzale “ya no tiene ese miedo a ETA y no se siente tan tutelada, por eso va dando esos pasos”, aunque critica su dialéctica: “Nunca he compartido la idea del conflicto político, aquí nunca ha habido dos bandos, aquí hay gente que ha asesinado y gente que ha estado haciendo política, o enseñando en la universidad o haciendo sentencias”.

Ley, informe y comisión con polémica

La clave de todo es la convivencia, que no la conciliación. “Nosotros no creemos en el perdón ¿Yo por qué me tengo que reconciliar con el que ha matado a mi padre? Tengo que aprender a convivir con él y él a convivir conmigo, y estaría muy bien que me reconociera el daño causado”, dice. “Ellos tienen que hacer un recorrido muy largo y aprender a respetar, y yo tengo que aprender a vivir, tengo que aprender a ver al señor que mató a mi padre o a mi marido”.

El trabajo que queda por hacer en ese sentido es enorme, y por eso el Parlamento hizo una Ley de Víctimas del Terrorismo que no sólo reconoce a los muertos de ETA, sino de otros grupos que actuaron en los albores de la Transición. “Pero quedaban otras personas que no pueden ser tipificadas como víctimas del terrorismo porque han muerto por torturas, han fallecido en controles policiales, o en manifestaciones”.

De ahí que se encargara un informe para crear una comisión que reconociera y reparara a todos los afectados, incluyendo a los torturados en las comisarías. ¿Y eso lo saben en Génova? Sí, de hecho el PP sólo se opuso a una parte “porque no quería que desfilaran las víctimas, y no van a desfilar”. La de las torturas “es la parte más delicada porque era una estrategia de ETA”, recuerda.

En el plan del Parlamento Vasco una de las patas es “que las víctimas del terrorismo vayan a las aulas y den su testimonio para que las nuevas generaciones sepan lo que ha pasado en este país y no vuelva a ocurrir”, un extremo polémico con el que algunas víctimas no están de acuerdo.

Pero insiste en que es importante no olvidar: “Ahora que ETA está en tregua la gente ha pasado página, ya no le importa a nadie, nadie se acuerda de que ETA sigue viva. Es muy importante recordarlo y hacer hincapié, que la izquierda abertzale tiene que pedir a ETA que desaparezca”, vuelve a insistir por enésima vez.

“Que los partidos democráticos que condenamos la violencia de ETA al mismo tiempo reconozcamos que ha habido extralimitaciones de determinados agentes de la autoridad en el pasado y el presente cercano dice mucho de nuestra claridad democrática. Lo mismo les exigimos a ellos”.