Josep Antoni Duran i Lleida (Fuente: Unió)
Josep Antoni Duran i Lleida (Fuente: Unió)

Duran i Lleida: “¿Ministro de Exteriores? Déjalo como un rumor”

Más que un día con Josep Antoni Duran i Lleida, ésta es la crónica de un día persiguiendo y esperando a Josep Antoni Duran i Lleida. Ese es el ritmo que marca su agenda.

 

Miércoles por la mañana. Pleno en el Congreso de los Diputados, sesión de control al Gobierno. A la hora de preguntar al presidente, los políticos suelen atacar directamente, sin esperar al turno de réplica. Duran i Lleida no lo hace así. Su pregunta es corta y concreta. “Señor presidente, querríamos conocer las políticas que impulsará el Gobierno respecto a los jóvenes, muchas gracias”. Y se sienta. Zapatero, depié en su escaño, hila el conjunto de medidas de su Ejecutivo.

Turno de réplica. Durante la pregunta, Duran no ha gastado nada de tiempo, con lo que puede rebatir los argumentos del presidente con calma. Empieza atacando. “Las estadísticas desmienten sus datos positivos”, dice, y empieza a ennumerar los datos ofrecidos por el Eurostat sobre paro juvenil en España, la edad de emancipación y la carencia de formación de la que se quejaban los manifestantes contra el Plan Bolonia. “La juventud no es prioritaria para su Gobierno”, apostilla. El presidente, con mucho menos tiempo para replicar, apela a la paciencia y al “queda mucho por hacer, pero…”.

Es el estilo de Josep Antoni Duran i Lleida, cara visible de Convergència i Unió, tercera fuerza en el Congreso, un hombre que vive a caballo entre Madrid -de lunes a jueves- y Barcelona -el fin de semana-. Las gafas de colores más famosas del Congreso esconden un hueso duro de roer.

Él, que pasa por ser uno de los políticos mejor valorados del país, que presume de ser parte de un partido “central y moderado” y “capaz de pactar con todo el mundo”. Él, el mismo que invitó hace unas semanas abría la caja de Pandora al instar al PP a presentar una cuestión de confianza contra el Gobierno. El mismo que defiende las convicciones firmes de su partido que, pese a ser impopulares, no cambia.

El mejor ejemplo, la política migratoria que defiende CiU y que durante las últimas elecciones generales les llevó a engalanar las calles catalanas con un cartel en el que se leía “En Cataluña no cabe todo el mundo” sobre un subtítulo clarificador: “Respetarán Cataluña”.

El rincón catalán

Tras el Pleno toca esperar. Tanto que más que “Un día con…” esta nota estuvo cerca de convertirse en un “Esperando a…”. Más de una hora paseando por la zona donde están los despachos del grupo parlamentario, algo de tiempo para ver la zona. Las salas se distribuyen en un pasillo en un lateral de los edificios del Congreso. Sobre las mesas del pasillo, la prensa, la catalana incluida. Detrás de la puerta de uno de los despachos, una cuatribarrada enrollada. En otro, una pequeña bandera catalana en una corchera. Es como si un pequeño pedazo de Cataluña se hubiera trasladado a Madrid.

Los despachos se disponen en paralelo, uno junto a otro, salvo el de Duran. La sala en la que él trabaja es grande y muy luminosa, con algunos sillones en un lado. Bajo la mesa central, recuerdos de otros países. El portavoz de CiU es, además, el presidente de la Comisión de Exteriores del Congreso, que se reúne por la tarde.

Pero antes, una agenda espartana. Tras hacer la pregunta ante el Pleno, un almuerzo. Después, una entrevista con odontólogos, luego otra con empresarios referente a la retirada de la publicidad de RTVE. Más tarde, una entrevista que finalmente tendrá que anular, y una comida de prensa. Por último, la Comisión de Exteriores.

Tarde con Moratinos

A las 16.30 se abre la sesión. El ministro Moratinos les visita. Dicen los rumores que Duran i Lleida siempre ha tenido el deseo oculto de ser Ministro de Exteriores algún día. Al preguntarle él, serio, zanja el tema: “Déjalo como un rumor”. Vuelta a la pregunta, vuelta a la respuesta: “Insisto, déjalo como un rumor, no tengo nada más que añadir“.

Se sienta en medio de una mesa para siete. A su derecha, el ministro de Exteriores. Delante de ellos una sala grande que no suele acoger estas reuniones. La comisión Constitucional, a la que ha asistido la vicepresidenta De la Vega, ha desplazado al grupo. En la sala un puñado de políticos, entre los que destaca el ex ministro Pedro Solbes, y algunos periodistas.

En dos horas apenas da tiempo de que el ministro dé cuenta del punto de vista del Gobierno sobre cómo van las cosas en el Exterior y que tres grupos repliquen. Jordi Xuclà, de CiU, Gustavo de Arístegui, del PP, y Elena Valenciano, del PSOE. Duran escucha y reparte los turnos de palabra, nada más.

La sesión es tan densa y tan lenta que se prolonga en la tarde. Tanto que los asistentes se levantan en un goteo continuo a servirse café de una mesa instalada en la esquina. Duran no, él aguanta estoicamente hasta la segunda hora de sesión. Sólo entonces, cuando algunos empiezan a dar por concluida una jornada que comenzaba a primera hora de la mañana, Duran bosteza por primera vez. Mientras, de fondo, Moratinos sigue desgranando puntos…

Tiene su blog, su Twitter, su Facebook… ¿Lo lleva todo usted?
El blog es lo que hago yo totalmente . La otra parte la gestionan personas de mi entorno.
¿Qué le movió a abrirlo?
Lo aprendí en Chile, el entonces presidente me contó en una reunión en La Moneda que cada semana hacía una carta web y la colgaba en internet explicando lo que hacía durante la semana. Empecé con una carta web y me pasé al blog.
Ha sido teniente de alcalde, diputado, eurodiputado, conseller, portavoz… Pero ¿es cierto lo que dice el rumor de que siempre ha deseado ser ministro de Exteriores?
Déjelo como un rumor.
¿No le haría ilusión?
Le digo que lo deje como rumor. No tengo nada más que añadir.
¿No hace un poco de ministro de Exteriores de Cataluña en el Parlamento?
No, en absoluto. Soy uno de los muchos embajadores que Cataluña tiene en Madrid, aunque en una impresión subjetiva creo que no todos la defienden correctamente. No me puedo erigir como portavoz de la política exterior de Cataluña en Madrid.
Ahora que ya ha pasado la tormenta, ¿cómo le explicaría eso de una nación dentro de una nación a alguien que no es catalán?

Le diría que España es una realidad plural, que hay mucha gente en Cataluña que no siente a España como su nación, que eso no encierra ningún sentido peyorativo, que España es una realidad profunda e histórica, pero que sólo la entienden y comparten a partir de que se les permita ser catalanes y, por tanto, se les permita identificarse nacionalmente con Cataluña. Aceptarían España como nación de naciones, o como Estado plurinacional.

Se ha de respetar ese sentimiento como nosotros hemos de respetar a aquellos millones de ciudadanos españoles que sienten que España es una nación, incluso a esa mucha gente que en Cataluña entiende que su nación no es Cataluña, sino que es España.

¿Cómo han ido las europeas? Viendo los resultados, similares a los de 2004, pueden presumir de electorado fiel
Hemos tenido un resultado significativamente mejor, hemos subido cinco puntos. En votos absolutos, pese a que se ha producido una abstención mayor que la que hubo hace 5 años, hemos subido 70.000 votos. Esto, junto con que los partidos del tripartito han perdido 300.000 votos y que el Partido Socialista, que es nuestro mayor adversario, pierde 7 puntos, nos hace pensar que estamos en el inicio de un cambio de ciclo político.
A quienes sí les fue bien en las elecciones europeas fue al partido de Rosa Díez. ¿Son una amenaza a su posición de tercer partido del país?
Sinceramente, no creo en el partido de Rosa Díez como tercera fuerza. Sacó más diputados Ruíz Mateos cuando lo de Rumasa que lo que han sacado ellos ahora. Y su número de votos ha sido mucho menor que los que ha sacado nuestra coalición, que se limitaba al País Valenciano, Islas Baleares, Islas Canarias, País Vasco y Andalucía. Yo al partido de Rosa Díez no le veo ningún futuro especialmente rompedor.
El año que viene Cataluña vuelve a las urnas…
Falta mucho, hemos de hacer las cosas bien, tenemos que trabajar mucho, hacer las cosas con humildad, pero si continuamos haciendo las cosas correctamente yo creo que en esta ocasión podemos ganar y gobernar.
¿Cree que el tripartito está sufriendo el desgaste tras dos legislaturas en el poder?
Creo que en las europeas han sufrido este desgaste. La prueba es que bajan entre todos más de diez puntos, que es una cifra considerable, sobre todo pese a tener el voto de referencia socialista en unas elecciones donde ha existido una importante bipolarización entre PP y PSOE.
La legislatura pasada fue el Estatut, esta legislatura es la financiación… ¿No están siempre pidiendo los catalanes?
Le diría que pedimos lo que es nuestro y que de lo que hacemos se beneficia todo el mundo.
¿Por qué?

Pues porque después del Estatut de Cataluña han venido las reformas de los otros Estatutos. No quiero dejar de recordar que el de Andalucía es prácticamente una copia del de Cataluña. Y el sistema de financiación que cerremos para Cataluña será el que se extienda para todas las Comunidades Autónomas.

Nosotros no vamos sólo a pedir, vamos a contribuir, porque más allá del Estatut y la financiación, Convergéncia i Unió hace aportaciones semanales que son positivas para todo el Estado.

Escribió un libro sobre la legislatura más crispada que se recuerda (’Entre una España y la otra: crónica de una legislatura’) ¿Cómo se vive eso desde la posición de tercer partido en medio de los dos grandes?
Sintiendo vergüenza ajena de lo que unos y otros hacían. Pero se ha de ser justo y reconocer que quien no acabó de digerir la derrota electoral fue el Partido Popular, que hizo de la investigación del 11-M una causa permanente de la anterior legislatura, lo que juntamente con el tema de la tregua con ETA complicó mucho el ambiente.
Los debates eran muy toscos, muy confrontados, muy de bronca. Nosotros en más de una ocasión pensábamos en levantarnos de nuestros escaños, algo que no se debe hacer, pero ganas no nos faltaron.
Se presenta caliente también esta legislatura…
Creo que la cofrontación no es la misma, aunque no ha desaparecido. Es curiosa la confrontación entre el PP y el PSOE, porque cuando quieren se ponen de acuerdo para impedir, precisamente, propuestas nuestras en el ámbito autonómico, o para echar al nacionalismo vasco.
¿Es usted de los que cree que se celebrarán elecciones anticipadas?

No. Para que haya elecciones anticipadas se han de dar un par de circunstancias. Por una parte, que el Gobierno las convoque, y no veo en este sentido ningún interés en hacerlo; por otra, que exista una mayoría alternativa que obligue a ello, que tampoco existe.

El Gobierno, amparándose en los partidos pequeños, tiene suficiente para poder garantizar la aprobación de los presupuestos y su continuidad.

Menudo lío se montó con lo de la cuestión de confianza, la moción de censura… Y a usted le pilló en medio…

Dije que si yo fuera dirigente del PP y ganase las elecciones, dada la ineficacia del Gobierno, presentaría una moción de censura para visualizar una alternativa. El PP contestó ‘usted ocúpese de lo suyo’, y tienen toda la razón, pero yo tenía la necesidad de expresar lo que ya he expresado.

Esto a Convergència i Unió sólo le permitiría un posicionamiento: si el presidente del Gobierno se sometiera a una cuestión de confianza, votaríamos en contra. Pero también que quede claro que si el partido de la oposición presentara una moción de censura, como ésta conllevaría la presentación de un candidato, también votaríamos en contra. Es una posición de equilibrio: decir no a la confianza de Rodríguez Zapatero, pero también decir que no a la confianza vía moción de censura en un candidato alternativo como es Rajoy.

En el pasado han pactado tanto con el PSOE como con el PP. En la situación actual ¿de quién se ve más cerca?
No mido mi posición política por proximidad ideológica con unos u otros, sino por una definición autónoma de lo que somos: una fuerza central y centrista. Si se refiere a pactos concretos, usted mismo acaba de recordar que nuestra centralidad política nos permite pactar con unos u otros en función del momento.
Quizá sea esa centralidad que comenta la que posibilitó que acudiera a las elecciones europeas compartiendo lista con un partido de izquierdas, como es el Bloc
La circunscripción electoral única de las europeas obliga a coaliciones que no siempre son comprensibles: ésta puede que haya gente que no la entienda, pero nosotros tenemos que intentar sacar los máximos votos posibles en Valencia, Extremadura, Andalucía… Así que si en algún lugar podemos aliarnos con algún partido que nos pueda aportar algunos votos, si no hay grandes discrepancias en el planteamiento europeo, nos aliamos.
¿Pactos así abren la puerta a una entente con otro partido de izquierdas, como es ERC, donde primara el nacionalismo a la ideología?
El marco europeo es totalmente diferente al catalán. Una cosa es acudir a unas elecciones y que luego cada uno se quede en su casa y otra gobernar conjuntamente. Nuestra primera misión es ganar las elecciones y romper el tripartito. A partir de ahí ya decidiremos con quién conviene hacerlo.
¿No lo descarta entonces?
No descarto pactar con nadie, ni al PP, ni a Esquerra, ni a los socialistas.
Si hay un partido con el que históricamente hay muy buena relación es con el PNV. ¿Por qué?
Sí, es una relación sólida. Viene desde 1931 y de cuando el gobierno republicano se instaló en Barcelona.
¿Cómo interpreta entonces lo sucedido en Euskadi con el pacto entre PSOE y PP?
Interpreto que se ha querido echar al PNV; era el objetivo de populares y socialistas. Todo gobierno que se articule con el objetivo de echar a alguien que ha ganado las elecciones acaba creando desafección. Es legítimo, no hay que engañar a la gente, pero la gente no lo entiende.
Una de las cosas más polémicas de la trayectoria de Ibarretxe ha sido su discurso soberanista, un discurso que también ha seguido Esquerra. Si volvieran a gobernar, ¿adoptaría una posición similar?
Convergència i Unió es Convergència i Unió y el señor Ibarretxe es el señor Ibarretxe, y no todo el mundo del PNV piensa como Ibarretxe. CiU no ha propuesto ningún referéndum de autodeterminación: su propuesta es la del Estatut, que en su día se aprobó en el Parlament. Por tanto, si volviéramos a gobernar, volveríamos a plantear lo que hemos hecho antes, no lo que ha hecho Ibarretxe.
¿Había más cercanía con cómo gestionaba el asunto el señor Imaz o con el señor Ibarretxe?
No puedo entrar a priorizar la relación con uno u otro. Yo, personalmente, he tenido siempre mejor relación y me he entendido más con Josu Jon Imaz.
Se dijo hace un par de años que la alianza entre Convergència y Unió podía escindirse, como la de PNV y EA. ¿Es cierto?
No, creo que estamos muy bien conjurados. Ambas formaciones somos conscientes de que tenemos que ganar las próximas elecciones con tal de gobernar, que es lo que el país necesita.
Pese a presentarse como centrista, durante la última campaña sacaron a la calle carteles diciendo aquello de “en Cataluña no cabe todo el mundo” en referencia a los inmigrantes, algo que generó muchas críticas.

Las críticas vienen de gente que no comparte nuestra política de inmigración. Yo lo vuelvo a afirmar: en Cataluña no cabe todo el mundo, en España no cabe todo el mundo. Nos gustaría, pero racionalmente hemos de entender que no podemos asimilar toda la inmigración que pueda venir. La mejor prueba es que cada vez estamos acotando más la llegada de inmigrantes, que la estamos condicionando a la obtención de permisos laborales.

La inmigración sin freno es un problema. Otra cosa es que humanamente seamos conscientes de que son personas y que, como tales, tienen unos derechos. Pero políticamente el gobernante tiene que ser consciente de que no puede entrar todo el mundo.

Nota: Esta historia se publicó en dos partes, la primera aquí y la segunda aquí