Fuente: RTVE
Fuente: RTVE

Aquel fatídico jueves 11 de marzo de 2004

Los atentados del 11 de marzo comenzaron a gestarse a finales de febrero de 2004, cuando un grupo de terroristas consiguieron seis matrículas falsas y teléfonos móviles. Robaron también una furgoneta modelo Kangoo a un comerciante del madrileño barrio de Tetuán y unos 100 kilos de explosivos en una mina abandonada en Asturias. Una vez reunido el material, dos miembros del grupo comenzaron a enseñar al resto cómo utilizar los detonadores. Todo estaba preparado.

Miércoles, 10 de marzo de 2004. Una finca en la localidad madrileña de Chinchón acoge la última reunión del comando. Los vecinos, alertados por la intensa actividad, llaman a la Guardia Civil, que no consigue detectar nada.

A las cinco de la mañana las bombas ya estaban montadas. Trece terroristas se ponen rumbo a Alcalá de Henares en tres vehículos: la furgoneta robada, un Skoda Fabia y un tercer automóvil sin identificar. A las 6.30 horas llegaron a su destino. Luis Garrudo, un portero de un inmueble cercano, vio bajarse a tres hombres de uno de los vehículos y dispersarse por los andenes, tal como habían planeado.

El día más negro

7.39 de la mañana. Seis mochilas cargadas de explosivos estallan en dos trenes: uno de ellos se encuentra en la madrileña estación de Atocha, entrando al túnel que atraviesa la ciudad de sur a norte y llega hasta la estación de Chamartín. El otro está en la calle Tévez. Dos minutos después hacen explosión dos mochilas más en El Pozo, una zona obrera al sureste de Madrid. Un minuto después explota una mochila más en la estación de Santa Eugenia, al este de la capital. En total, 10 bombas. Era plena hora punta y los trenes iban llenos.

Aquella mañana las agencias de información tardaron sólo 10 minutos en lanzar la primera alerta por lo sucedido. En apenas media hora el Ayuntamiento organiza un hospital de campaña frente a la estación de Atocha; los vecinos son los primeros en ayudar a los heridos. Una hora después se haría lo mismo en la estación de Santa Eugenia. ETA se desmarca del atentado

ETA se desmarca del atentado

A las 10.15, superada la confusión inicial, se suspenden los servicios ferroviarios en la ciudad y se bloquean las salidas para cazar a los responsables: los primeros datos, ofrecidos por el Gobierno de José María Aznar, señalan directamente a ETA. A las 10.30 horas Arnaldo Otegi, portavoz de Batasuna, convoca a los medios para negar la responsabilidad de los terroristas vascos en el atentado.

Gabinete de crisis en el Gobierno

A mediodía se precipitan los hechos: gabinete de crisis en la Moncloa, los hoteles ofrecen sus habitaciones a los familiares de las víctimas, los partidos suspenden la campaña electoral y se inician las autopsias. Tras la reunión del Ejecutivo comparece Ángel Acebes y da la primera cifra, muy superior a los primeros cálculos: 173 muertos y más de 600 heridos que, en un primer momento, se creía que habían sido causados por la explosión de 13 bombas.

El mensaje del Rey

Tanto el entonces ministro del Interior como los responsables de Exteriores confirman que los datos recavados apuntan a ETA; todos los líderes, incluido actual presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, condenan los atentados, «los más horrendos que haya cometido nunca ETA», según el líder socialista. A media tarde se estabiliza la situación: la cifra de muertos se fija en torno a los 190; la Bolsa sufre una fuerte caída del 2,18%, acompañada por caídas en Wall Street y en diversos mercados internacionales. A las 20.27 horas el Rey Juan Carlos ofrece un mensaje televisado pidiendo «unidad, firmeza y serenidad».

La cinta que revela la pista islámica

A las 20.30 horas vuelve a comparecer el entonces Ministro del Interior e informa de la localización de una furgoneta en Alcalá de Henares, localidad al este de Madrid desde la que partieron los trenes siniestrados, con detonadores y una cinta con versículos del Corán. En cualquier caso, comunica que la hipótesis principal sigue siendo la autoría de la banda terrorista ETA.

Al Qaeda reivindica la matanza

A las 21.00 horas el diario árabe ‘Al Quds al Arabi’ publica que un grupo terrorista vinculado a Al Qaeda se atribuye los hechos, pero el Gobierno no varía su postura. Dos días después, el sábado 13 de marzo y en plena jornada de reflexión previa a los comicios, comienzan a registrarse concentraciones ante las sedes del Partido Popular convocadas mediante mensajes de móvil. Muchos ciudadanos acusan al Gobierno de ocultar datos. Esa misma noche se detiene a cinco personas, tres marroquíes y dos hindúes, pero el hecho de que Al Qaeda haya reconocido su autoría sólo será confirmado por el ministerio del Interior poco antes de la una de la madrugada, ya en plena jornada electoral.

El suicidio, en directo

Tras las elecciones, en las que el Partido Popular pasó de una mayoría absoluta a la oposición, prosiguen las detenciones; el 26 de marzo encuentran detonadores, explosivos y huellas de más de 20 personas en una casa de Chinchón. El día 3 de abril, siete terroristas se suicidan en la localidad madrileña de Leganés detonando una carga explosiva al verse cercados por la Policía; muere también el GEO Francisco Javier Torronteras.

La caza de los responsables

El día 15 de abril aparece una grabación en la que Bin Laden dice que el atentado ha sido una venganza por la intervención española en la invasión de Irak.

El 27 de mayo el Congreso crea una comisión de investigación sobre lo ocurrido en los atentados y la forma en la que el Ejecutivo había llevado la situación. Casi un año después, el juez Del Olmo dicta el procesamiento de 29 de los 116 imputados en el sumario, de ellos 15 marroquíes, nueve españoles, dos sirios, un egipcio, un argelino y un libanés. Se solicita un total de 270.885 años de cárcel para los procesados. El 15 de febrero de 2007 empezó el juicio a los responsables.