Ningún partido se desenvuelve mejor en las contiendas rurales que el PP… por ahora.
📩 Suscríbete al boletín pinchando aquí
Ningún partido se desenvuelve mejor en las contiendas rurales que el PP… por ahora.
📩 Suscríbete al boletín pinchando aquí
Algunas ideas sobre los diez años del final de ETA en un mail que cuesta diez minutos leer.
📩 Suscríbete al boletín pinchando aquí
La vida política se ha acelerado tanto que en unos pocos años han surgido y han decaído partidos con opciones de formar Gobierno. La pregunta es: ¿triunfan determinadas ideas porque son visibles o se vuelven visibles porque están suficientemente extendidas como para triunfar?
Ya no hay políticos brillantes, sino estrategias determinantes. Al menos es lo que sugieren las crónicas políticas, que en los últimos años han ido elevando a los asesores de los mandatarios hasta hacerles responsables de sus grandes éxitos o fracasos. Pero, ¿es real su capacidad de influencia?
La política es atención. Y en ocasiones, aunque sea justo con la intención contraria, criticar al rival contribuye a ayudarle dándole mayor visibilidad.
Igual que se asume que en todos los partidos políticos conviven varias almas en tensión, sucede lo mismo en la izquierda abertzale. No todos comparten exactamente los mismos medios y estrategias para lograr sus objetivos.
Las televisiones autonómicas o la Justicia son campos de batalla políticos habituales. El debate es consustancial al sistema democrático: ¿deben las instituciones públicas remodelarse para responder a la voluntad popular, o deben regirse por criterios específicamente técnicos?
Los líderes del procés se enfrentan al proceso judicial. Al menos los que decidieron no huir de la Justicia y pagar un alto precio: dar la cara y convertirse en símbolos para los suyos a cambio de entrar en la cárcel.
La demanda de León de separarse de su autonomía se ha interpretado como una excentricidad, pero lejos de serlo más bien parece un síntoma: si la forma de ordenar el país está en permanente cuestión por flancos diversos es porque quizá necesita abordarse.
En una España sobreexpuesta al debate soberanista hay hueco para otro nacionalismo. Los líderes carismáticos de las regiones más olvidadas de la geografía patria poco tienen que ver con las tensiones y acuerdos que protagonizan las formaciones vascas y catalanas. Y en un panorama tan atomizado como el actual también sus apoyos pueden resultar clave.