El lugar elegido para la entrevista no es casual. La terraza de la cafetería está en una callejuela junto al Parlamento navarro. Sólo tiene dos accesos bien delimitados, así que los escoltas lo tienen fácil: cada uno se pone en un extremo y nosotros en medio, en una mesa. Mientras hablamos van pasando los diputados y saludan. Todos llevan a un escolta siguiéndoles a pocos metros de distancia. Es una procesión de fantasmas con una bola de hierro atada con una cadena invisible. Eso es vivir amenazado por ETA.
Eloy Villanueva, hijo de empresario, sabe lo que es vivir así. “Hacen un buen trabajo, estoy contento con ellos”, dice de sus guardianes. Si no fuera porque sientes que te miran y que te han seguido a corta distancia no sabrías que son escoltas: su apariencia es común, casi vulgar. Velan por la seguridad de un pamplonés de 32 años, soltero e historiador de formación que cruzó el río hace dos años y medio para dejar UPN y formar el PP en Navarra. Enfundado en un traje chaqueta sin corbata y con un botón de la camisa desabrochado, desbroza un discurso muy crítico con Bildu, coalición a la que sitúa en el entorno de ETA. Saca hasta tres teléfonos móviles de su bolsillo, los deja en la mesa y da un trago al zumo que ha pedido.
Habla de los lugares donde “desgraciadamente” Bildu ha tenido éxito, de la “manipulación de aspectos culturales como el uso del vascuence” que ve en la izquierda abertzale, de “los nacionalistas” como un gran grupo en el que les incluye y del “peligro” que tiene el nacionalismo para Navarra. ¿Optimista? “Desgraciadamente después de 40 años es difícil ser optimista cuando estamos hablando de gente que no es de fiar”.
Villanueva acata la sentencia del Constitucional que posibilitó a Bildu concurrir a las elecciones, pero critica el proceso: “Quien tiene la responsabilidad última de valorar pruebas es el Supremo, no el Constitucional. Lo que el Constitucional tiene que hacer es determinar si en ese procedimiento se han respetado las garantías constitucionales, pero hasta donde yo sé también ha valorado las pruebas y eso desde un punto de vista jurídico no parece muy adecuado”, explica. “No me gusta que unos señores que no han hecho una condena específica de la violencia de ETA estén en las instituciones”.
En el Parlamento su relación con la gente de Bildu es escasa: “Con alguno de ellos sí me saludo, como Maiorga Ramírez, a quien conocía antes, de EA”. ¿Y al resto? ¿Hay algún tipo de hostilidad? “No me fijo en lo que no debo, voy a lo mío y ya está”. Al salir del despacho su asistente ha cerrado con llave. “Ahora que tenemos de vecinos a los de Bildu toda precaución es poca. Piensa mal y acertarás”, dice.
El éxito de Bildu está, en su opinión, en que “se han intentado camuflar como una coalición, pero está absolutamente claro que en Bildu está representada toda la herencia de HB y todo lo que eso supone en relación con ETA”. Desde su punto de vista “Bildu ha sido capaz de engañar a una parte del nacionalismo” y ha sabido aprovechar la campaña que medios y políticos le han hecho, “pero hay cosas a las que hay que oponerse por sistema: no podemos estar de acuerdo con que Batasuna, con que ETA esté en las instituciones, se llame Bildu o se llame como se llame”.
Una de esas cuestiones a las que “hay que oponerse por principios” es la búsqueda de la anexión de Navarra a un País Vasco independiente: “Desde el punto de vista histórico no hay ninguna justificación, pero es muy difícil pretender construir un país si no tienes una justificación histórica detrás, y ellos apelan al Reino de Navarra con una visión particular de lo que ocurrió en 1512 y 1515”. Se refiere al enfrentamiento que hubo entre partidarios y detractores de integrarse con el Reino de Castilla “para crear un reino cristiano frente al avance musulmán”. “Lo cierto es que nunca ha habido un sistema político común para establecer que lo que hoy conocemos como el País Vasco, Navarra y el País Vasco francés hayan sido un mismo ente político”, dice.
¿Peligra la integridad de Navarra? “Ellos siempre tendrán como objetivo irrenunciable Navarra, y mientras eso sea así tendremos que estar atentos para evitar que haya alguna tentación de ceder en aquello que no se debe ceder”, explica. “Hemos visto cómo algunas personas han pensado que entregar Navarra podía facilitar que se resolvieran cuestiones que sólo se resuelven mediante el uso de la Ley”.
Mientras hablamos pasa la gente por delante y le va saludando. Es el último pleno del curso y acude gran número de parlamentarios. El grupo de escoltas que se juntan en los alrededores, charlando o fumando un cigarrillo, es considerable. “Lo que tendrán que pensar algunos nacionalistas moderados es si su permisividad hacia estos nacionalistas no tan moderados les va a salir caro”, prosigue Villanueva. “La fuerza de Bildu en las localidades, asambleas y barrios es infinitamente mayor que la que puede tener cualquier otra formación nacionalista”. Además, según explica, las estructuras de Batasuna cuando se integran en un partido se comen todo lo que hay alrededor. “Aquí hemos tenido un ejemplo cuando Maiorga Ramírez, portavoz y cabeza de lista de EA, es sustituido tras el primer pleno por la primera representante independiente, Bakartxo Ruiz.”. Esa es la explicación de por qué Aralar no ha querido integrarse en la coalición, según su razonamiento. “Patxi Zabaleta, que no olvidemos que viene de HB, sabe bien que las estructuras de Batasuna devoran todo lo que hay a su alrededor”.
No confía tampoco en que Bildu pueda ayudar a que ETA deje las armas: “Es lo que ellos dicen, pero no condenan específicamente la violencia de ETA”, insiste. “Pensar que Bildu vaya a ser un instrumento para ayudar a ETA a tener otra actitud a mí me parece una quimera. A mí lo que me parece es que ETA ha conseguido una vez más estar en las instituciones a través de unos señores que están en una coalición que se llama Bildu y no creo que estos señores estén en disposición de pedirle a ETA que haga nada”. Y niega la visión de dos partes: “Aquí no hay dos bandos. Lo que hay es una banda de asesinos que pretenden imponer por la fuerza sus ideas al resto”.
Sí considera que ETA “está en una situación de debilidad operativa”, pero no le vale cualquier final: “Está así porque durante muchos años se ha realizado una gestión muy eficaz tanto contra ETA como contra su entorno”. Y advierte: “Me gustaría que no hubiera un muerto más por parte de ETA, pero en lo de las treguas de ETA hay una perversión del lenguaje: ETA decreta una tregua y nos perdona la vida. No. ETA deja de matar porque el Estado ha sido capaz de doblegar su voluntad. Se oyen voces que dicen que ETA no mata, no extorsiona. Como si hubiera que agradecerle a ETA que nos perdone la vida”.
La presión en los pueblos no ha dejado de existir
Reconoce conocer a gente “con la que he coincidido durante mis estudios que luego han acabado en ETA”, conocer a amenazados y conocer a víctimas. Pero no conoce a nadie que haya sido torturado o maltratado en una comisaría. “Para luchar contra el terrorismo no valen los atajos: si hay casos en que los poderes del Estado ha usado la violencia de forma indebida es algo que no admitimos”, asegura, pero concreta: “En un momento dado puede haber un abuso o un cierto descontrol por parte de algún miembro de las Fuerzas de Seguridad, pero eso no quiere decir que haya violencia en el Estado de derecho”.
La solución para el secretario general del PP navarro “no es tan fácil como decir ‘aquí nadie mata’, porque se seguiría viviendo con una presión que, efectivamente, no es la del tiro en la nuca, pero es la de que te pueden hacer el vacío tus compañeros en el trabajo, o al ir al bar, o a tus hijos en el colegio. Aquí sin libertad no puede haber paz”. Y esa presión no se había llegado a ir nunca: “La prueba es que hemos encontrado dificultades para que en muchos pueblos votantes nuestros dieran el paso de poner su cara en un cartel electoral”.
Villanueva sólo espera “ese milagro” de que ETA se rinda “sin que se le dé nada a cambio, que entregue las armas y que se ponga a disposición de la Justicia”. En su opinión, “lo primero que tiene que hacer un terrorista es cumplir su condena íntegra, y entonces tiene todo el derecho a reintegrarse en la sociedad”. ¿Puede reintegrarse alguien que haya matado? “No sé es si esa persona tiene capacidad suficiente para hacer vida en sociedad. Me cuesta creerlo, pero no le quito el derecho”. Mientras tanto, el despacho de su partido en el Parlamento Foral sigue cerrado con llave.