Patty Smith (Fuente: Beni Köhler, Wikimedia Commons)
Patty Smith (Fuente: Beni Köhler, Wikimedia Commons)

Ser mujer es una mierda

Las estadísticas oficiales revelan el desequilibrio de género en España: las mujeres estudian más, trabajan en peores condiciones, llegan menos lejos y cobran mucho menos que los hombres.

 

He engañado a la gente de Yorokobu. Cuando encontré el serial sobre hombres y mujeres en España que el Instituto Nacional de Estadística estaba actualizando les dije que iba a empaparme de los últimos datos para hacer un alegato a favor de la mujer, algo así como que ser mujer no era una mierda, que le daría la vuelta a los datos porque estaba cansado de tanto lamento. Pero ha sido imposible: los datos son los datos, y he encontrado hasta cincuenta cifras que me obligan a a desdecirme. Ser mujer es una mierda, y eso que no lo sé por experiencia propia.

Empecemos por el principio. En España somos 47.190.493 personas según el último censo de población oficial, fechado a 1 de enero del año pasado. Las mujeres son mayoría, con 23.907.306 representantes por los 23.283.187 hombres, casi 700.000 más. Actualmente el 42,5% de las mujeres van a la universidad comparado con el 34,4% de los hombres que van a la universidad. Es decir, ellas son más y están mejor preparadas. Sin embargo salimos nosotros ganando: no sacrificamos nuestra vida laboral, disfrutamos más del ocio, ascendemos más y cobramos mejor.

Dicho así suena dramático, pero si analizamos los datos de cerca la cosa se pone aún peor. Ahora que ya no es el Día de la Mujer y que los medios de comunicación han dejado de hablar de cosas bonitas sobre conciliación e igualdad acerquémonos a la cruda realidad.

¿A qué se dedican las mujeres?

Las mujeres son como España, pero más. Si España es un país volcado en el sector terciario, ellas más. De hecho, un 88,4% de las mujeres trabaja en el sector servicios (por un 81,4% de hombres), el 9,4% trabaja en el sector industrial (por un 33,8% de los hombres) y un 2,2% en el sector agrícola (por un 5,1% de los hombres). En resumen, las mujeres se dedican casi en exclusiva a los terciario, mientras una parte de los hombres también trabajan en el sector secundario mientras ellas no.

Las principales dedicaciones laborales de las mujeres españolas son el comercio (17,6%), los servicios sociales y sanitarios (12,9%) y la educación (9,5%). Es decir, atención al público, comercio, cuidado social, enfermería, medicina y enseñanza. Ese es el retrato medio de la mujer.

Los sectores laborales que dominan las mujeres son el educativo (donde trabajan un 9,5% de las mujeres y sólo un 3,9% de los hombres) y los servicios sociales y sanitarios (donde trabajan un 12,9% de mujeres por un 3% de hombres). Por contra, los hombres dominan en la industria manufacturera (trabajan un 7,4% por un 17,2% de hombres) y la construcción (trabajan un 1,7% de mujeres por un 14,7% de hombres).

¿Cuánto medran las mujeres?

Hay el doble de encargados, un tercio más mandos internos hombres, el doble de directores de empresas pequeñas y casi cuatro veces más directores de empresas grandes

Hasta ahora hemos descrito. Como para hacer boca. Pero aquí viene el primer dato doloroso: por norma general las mujeres van siempre a la zaga de los hombres en cuanto a ascensos laborales se refiere: hay más empleadas rasas mujeres que hombres (77,7% por 63,6%) algo que sucede porque los cargos de responsabilidad recaen siempre más en ellos que en ellas. Hay el doble de encargados (8,5%) que de encargadas (4,6%), un tercio más mandos internos hombres (6,5%) que mujeres (4,7%), el doble de directores de empresas pequeñas hombres (8,8%) que mujeres (4,4%) y casi cuatro veces más directores de empresas grandes (1,1%) que directoras (0,3%).

¿Cuánto cobran las mujeres?

Como el astuto lector sospechará a estas alturas, las mujeres cobran menos que los hombres por el mero hecho de ser mujeres. Concretamente cobran un 78% del sueldo de los hombres como media. Traducido a números el sueldo medio de un hombre se situaría en torno a los 24.203 euros brutos anuales por los 18.910 de la mujer.

Donde menos se notan las diferencias es precisamente en uno de los sectores donde las mujeres son mayoría, el de la educación, donde cobran un 96,5% del sueldo de los hombres, es decir, casi lo mismo. Efectivamente eso quiere decir que no hay un solo sector laboral en que el sueldo de las mujeres sea igual siempre que el de los hombres, ni mucho menos superior.

Las mujeres cobran de media un 65,8% de lo que cobran los hombres en actividades científicas y técnicas

Donde más se notan las diferencias es en las actividades profesionales, científicas y técnicas (donde las mujeres cobran de media un 65,8% de lo que cobran los hombres) y en las actividades administrativas y auxiliares (donde cobran un 68,2%).

Aunque como decíamos al principio la mayoría de la población universitaria es femenina, tampoco ese hecho hace que las cosas mejoren en función de la educación recibida. Las diplomadas universitarias cobran un 88,7% del sueldo de sus colegas hombres, mientras que el porcentaje se queda en un 83,2% en el caso de las licenciadas o postgraduadas.

Ni siquiera en la alta dirección se equilibra la cosa: las gestoras de empresas con menos de diez trabajadores apenas cobran un 57,8% de lo que sus homólogos hombres, mientras que las gestoras de empresas con más de diez asalariados cobran un 78% de lo que sus colegas masculinos.

¿Cómo trabajan las mujeres?

Emprenden mucho menos (sólo un 12,4% de ellas lo hace, por un 20,3% de los hombres). La diferencia también se nota en la mayor recurrencia en el trabajo como asalariadas (un 87,6% de las mujeres por un 79,6% de los hombres). Estos datos así sueltos pueden no sugerir nada, pero cuando se tiene en cuenta la variable ‘familia’ que se describe más abajo se vuelven bastante más evidentes.

Ellas trabajan mucho más a tiempo parcial que los hombres, un 23,2% por un 5,4%

Ellas trabajan mucho más a tiempo parcial que los hombres, un 23,2% por un 5,4%, y en mucha mayor frecuencia eso se hace por obligaciones familiares en el caso de las mujeres (25,1% de los casos) que en hombres (2,7% de los casos)

También reducen con mucha mayor frecuencia su jornada laboral a causa de los hijos (un 23% en mujeres por un 4,2% en el caso de los hombres)

En última instancia, también dejan el trabajo por atender a sus hijos en muchos más casos que los hombres (un 35,3% de mujeres por un 6,8% de los hombres)

Fuera del trabajo ¿cómo se reparten los roles?

Los hombres dedican una media de 2 horas y 21 minutos a la atención de la familia, mientras las mujeres invierten 3 horas y 46 minutos de media, más de un 50% más. Además, las actividades que desempeñan en ese tiempo son desiguales: los hombres dedican más minutos que las mujeres al cuidado del jardín y las mascotas, a las gestiones del hogar y a las reparaciones. Mientras, las mujeres dedican más minutos que los hombres al cuidado del hogar, a su mantenimiento, a la cocina, a la ropa, al cuidado de los niños y al cuidado de otros adultos.

Dentro de la distribución del tiempo en el hogar los hombres dedican más tiempo que las mujeres a actividades como deportes, ocio y aficiones. Ellas ocupan su tiempo fuera del hogar en actividades similares, pero siempre por espacios mucho menores de tiempo.

¿Cómo afecta la formación de una familia para el empleo de las mujeres?

La familia, siempre la familia. Si las desigualdades laborales y salariales entre hombres y mujeres son un hecho antes de que exista una familia, la aparición del primer hijo marca un punto de inflexión irreversible,

Como muestra, varios botones. La diferencia entre hombres y mujeres con trabajo y sin hijos es de un 10,9% (la tasa de empleo de hombres sin hijos es del 79,3% y la tasa de empleo de las mujeres sin hijos es del 68,4%), pero la brecha se alarga cuando llegan los retoños, pasando a ser del 22,2% (la tasa de empleo de hombres con hijos menores de 12 años es del 82,2% mientras que la de las mujeres en idéntica situación se queda en el 60%). Traducido: en cuanto una pareja tiene hijos ella se queda sin trabajo en muchísimos más casos que él.

La tendencia, además, crece conforme se agranda la familia. La tasa de empleo de los hombres apenas varía entre quienes tienen un hijo (2,1%), dos (83,5%) o más (80%), mientras que mengua significativamente entre las mujeres, cuya tasa de empleo es del 59,7% si tienen un hijo, del 58,2% si tienen dos y del 46,5% si tienen más

Y si ambos están en el paro ¿se reparten las responsabilidades?

No: sólo un 1,9% de los hombres desempleados mayores de 15 años se dedican a sus responsabilidades familiares en primer lugar, mientras que en las mujeres el porcentaje llega al 20,9%. Si se trata de ver el cuidado específico de familiares, sean niños o adultos, será la dedicación principal del 0,4% de hombres parados mayores de 15 años y del 10,3% de las mujeres en idéntica situación.

Demoledor, ¿verdad? Si sirve como consuelo, al menos algunas diferencias se atenúan. En el primer trimestre de 2006, justo antes del estallido de la crisis, la tasa de paro entre las mujeres era casi el doble (12,22%) que la de los hombres (6,81%). Ahora, con el drama del paro las cosas se han igualado: la tasa del paro es del 22,46% entre los hombres y del 23,32% entre las mujeres. Casi no hay diferencia. Al final será verdad que la crisis es la mejor política de igualdad. Lo malo es que si te paras a pensar, y visto lo visto, posiblemente hayan despedido a más hombres que mujeres porque cobramos más. España, la tierra del mérito.