Unida pero rota, creciendo aunque amenazada: la UE respira (por ahora)
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Unida pero rota, creciendo aunque amenazada: la UE respira (por ahora)
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El cambio de ciclo político empezó mirando, sobre todo, a la izquierda. Con el tiempo, el voto de protesta se ha quedado, pero con cierto efecto rebote: ahora es la derecha más escorada la que gana terreno. Y España es sólo el último país en añadirse a esta tendencia.
El fútbol es política pura. Y la política, cada vez más, un partido entre hinchas desatados.
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Cada país es un mundo en cuestión de pactos políticos: los hay donde son imposibles por el propio sistema, como EEUU o Francia, o donde son una cuestión cultural, como en Alemania. En España llevamos unos años transitando esa senda aunque en zonas como Cataluña ya tienen alguna experiencia previa. Y la convivencia nunca es fácil.
Las crisis nunca llegan en el momento adecuado. Pero la pandemia por el coronavirus ha tenido que originarse justo en la primera economía mundial y en el momento en el que la segunda ha perdido la confianza del mundo.
Las televisiones autonómicas o la Justicia son campos de batalla políticos habituales. El debate es consustancial al sistema democrático: ¿deben las instituciones públicas remodelarse para responder a la voluntad popular, o deben regirse por criterios específicamente técnicos?
El populismo ha emergido en los últimos años con fuerza en un mundo sacudido por el marketing político y la desafección. Enfrente, empiezan a florecer expresiones sociales como el movimiento de las sardinas en Italia, un posible síntoma de los movimientos sociales que pueden estar por venir.
Los conflictos son inherentes a la sociedad. Y podría haber más, pero algunos no llegan a emerger. ¿Por qué unos sí estallan y otros no llegan a hacerlo?
La caída en desgracia de un PP desalojado del Gobierno vía moción de censura sigue teniendo consecuencias, algunas de calado. Por primera vez en décadas su capacidad de aglutinar sensibilidades se resquebraja, lo que ha abierto las puertas a formaciones escoradas hacia la derecha más radical. Vox ya ha mandado su primer aviso.
Nada nuevo es nuevo si se llama como lo antiguo. Convencidos de esa idea, los actores de la llamada ‘nueva política’ no sólo han buscado nuevas formas de hacer política, sino también de llamarla.