Fuente: Borja Ventura
Fuente: Borja Ventura

Cospedal: “No hay nada de lo que tengamos miedo en el Partido Popular, estamos muy tranquilos”

La secretaria general del PP recorre la serranía de Cuenca, pueblo a pueblo, para visitar zonas afectadas por un incendio. Se acerca la campaña electoral, y las jornadas se vuelven maratonianas. Acepta de buena gana la compañía durante el viaje en el coche de sus escoltas, y no tan de buena gana las preguntas sobre el ‘caso Gürtel’. Así es un día siguiendo a Cospedal

 

María Dolores de Cospedal es, como secretaria general del Partido Popular, número dos de la principal fuerza política de la oposición. Además, es senadora. Además, presidenta del partido en Castilla-La Mancha. La conjunción de esas tres labores dan como resultado que una jornada cualquiera en su vida suponga recorrer centenares de kilómetros, empalmar unos actos con otros, cambiar de planes varias veces en pocas horas y, en días como estos, tener que poner buena cara a las constantes preguntas sobre la trama de corrupción que amenaza con dinamitar la calma que su partido había conquistado con sus últimos éxitos electorales.

Nos unimos a su equipo un agotador viernes de julio para comprobar de primera mano lo que supone vivir como ella durante unas horas. La jornada comienza al amanecer en la esquina de una céntrica calle de Madrid. Uno de los miembros de su gabinete nos recibe mientras llega la comitiva, formada por dos coches: uno de gama alta con cristales ahumados y otro más discreto.

El equipo lo forman un conductor, un asesor, dos escoltas, María Jesús Bonilla, diputada regional y jefa del gabinete de María Dolores de Cospedal y la propia secretaria general. Al avanzar hacia el coche, la propia Cospedal baja su ventanilla para dar los buenos días. “Siéntete realmente afortunado: nunca antes ha venido un periodista directamente con nosotros”, comentan.

El plan inicial era tranquilo: mañana de despachos en la sede central del partido, en la madrileña calle de Génova, y un acto con jóvenes en Guadalajara. La actualidad cambia los planes: ponemos rumbo a Cuenca, donde nos esperan el alcalde la ciudad, Francisco Pulido, y un equipo de bomberos para visitar algunos puntos afectados por los incendios de las últimas semanas en la parte oriental de la provincia. A la llegada a la ciudad, cinco minutos para un café y que la secretaria revise sus papeles. Cambio de coche y dos vehículos de bomberos más para la comitiva, empieza la jornada.

Carrera de locos por la serranía

En apenas cuatro horas nos desplazamos por poblaciones minúsculas como Vega del Codomo. Allí algunos vecinos esperan a Cospedal, a quien le cuentan el miedo que han pasado al ver las llamas tan cerca de sus casas. Ella, ataviada con unos vaqueros y unas alpargatas, se mezcla con ellos con naturalidad, reparte besos y pregunta a los bomberos.

No hay medios esperando, no hay posturas para la prensa. Aquí ella no es tanto la número dos de Rajoy como la candidata del PP en Castilla – La Mancha, y las elecciones se ganan así: visitando a paisanos en pedanías de dos calles, tratándoles con normalidad, sin focos ni sonrisas forzadas.

El PP de Castilla – La Mancha ha ganado al PSOE en todas las elecciones generales y europeas en la última década, pero en las autonómicas el PSOE sigue intratable. La respuesta a la paradoja, según Cospedal, es porque en el partido “no estábamos haciendo las cosas como las teníamos que hacer, pero de esto hemos aprendido. Hemos hecho una gran reforma dentro del partido y estamos con mucha ilusión”, comenta.

La segunda parada es en un alto junto a Poyatos, donde la UME ha desplegado un contingente para actuar contra el fuego, ya extinguido cuando llega la comitiva. Allí ni siquiera hay vecinos, sólo gente que ha luchado contra las llamas. “La gente que sabe de esto dice que los incendios se apagan en invierno”, dice. “Hay que tener el monte limpio, los cortafuegos hechos… Desde luego pueden producirse fortuitamente, pueden ocurrir accidentes y pueden ser graves, pero eso ayuda bastante a que el fuego no se extienda”.

Según los bomberos, aunque aún no se puede concluir nada, todo apunta a que el fuego ha sido, como tantas otras veces, provocado. “La legislación tendría que ser mucho más dura con quienes provocan los incendios, muchísimo más dura”, lamenta.

Le enseñan la zona devastada y reemprendemos la marcha. A estas alturas de la mañana ya llevamos recorridos unos 400 kilómetros. En media hora hay convocada una rueda de prensa y hay que apretar el paso: las pistas forestales se convierten en una improvisada zona de carreras para los cuatro coches, que recorren la ladera de la serranía de Cuenca casi doblando la velocidad permitida.

De pueblo en pueblo sin cámaras delante

La última parada son Las Majadas. Allí nadie espera: sólo la alcaldesa y un hombre. El coche para, Cospedal baja, da dos besos a la mujer y le pregunta cómo está. Ella insiste en enseñarle un mapa, Cospedal mira a su jefa de gabinete y ésta dice que no, que no hay tiempo. La visita apenas ha durado dos minutos y los coches reemprenden su camino de vuelta a Cuenca: la rueda de prensa ha tenido que retrasarse.

Tras recorrer los últimos 70 kilómetros de regreso usando las sirenas de los coches y destrozando cualquier límite de velocidad permitido, llegamos a Cuenca. La sede del Partido Popular en la ciudad es un bajo mínimamente acondicionado, con los carteles electorales de Aznar y Rajoy cubriendo las paredes. La propia Cospedal saluda desde un muro en el cartel de los pasados comicios.

La Cospedal de carne y hueso se mete en un cuarto con sus papeles apenas cinco minutos. Al pasar, me toca levemente. Está visiblemente cansada, pero le queda por delante primero la rueda de prensa y después la entrevista. Lo primero dura una media hora, de pie en una pequeña sala repleta de medios locales. De fondo, algunos carteles del PP que sirven para enmascarar el pobre local en las fotos.

Al terminar, entra en un despacho con su jefe de prensa y su jefa de gabinete. Bebe agua y se abanica, está blanca, visiblemente cansada. Le recuerdo la entrevista pendiente y asiente, entornando los ojos y apremia: “Haz lo que tengas que hacer”. Había más de treinta preguntas preparadas, pero sólo da tiempo para unas pocas. Si hay que elegir, el caso Gürtel manda. “No me esperaba que la entrevista fuera sobre esto”, dice, “pero vamos, sigue, sigue”. Es de las pocas personas en el partido que ha dado la cara, a su manera, ante la prensa. Le va en el cargo, pero tras una mañana así enfrentarse a lo más espinoso de la actualidad de su partido no debe ser plato de gusto. En algunos preguntas flaquea, quizá consciente de que responder lo que tiene que responder no convence, que hay respuestas difíciles de digerir. Pero ella sigue.

Cuando entró en el gobierno de Esperanza Aguirre quizá recordará que un periodista le preguntó si con su llegada se “derechizaba“ el Ejecutivo regional. Años después, tras sustituir a Ángel Acebes en el partido nacional, el movimiento se ha interpretado de forma diametralmente opuesta. ¿En qué quedamos?
Eso quiere decir que muchas veces los estereotipos que se hacen en las personas no responden a la realidad y que hay veces en las que se trata de enjuiciar a las personas sin mucho conocimiento de causa y sin mucho fundamento. Y que a veces también se equivocan los periodistas, como nos equivocamos todos (ríe).
Su progresión dentro del partido ha sido meteórica: en diciembre de 2004 fue nombrada consejera en el ejecutivo autonómico madrileño, en junio de 2006 presidenta del PP de Castilla – La Mancha, en junio de 2008 secretaria general… ¿en junio de 2010 le toca ser candidata?
Eso espero. Candidata por mi partido a la presidencia de Castilla – La Mancha, espero que sí y es lo que yo quiero.
Según usted, ¿en qué ha cambiado el partido desde que sustituyó en el cargo a Ángel Acebes?
Creo que el partido está en una muy buena situación, con mucho ánimo y ganas. Desde el último congreso de Valencia hemos ganado todas las confrontaciones electorales que queríamos ganar y eso es algo muy importante. Hemos ganado con la mayoría suficiente para gobernar en Galicia, hemos ganado con una diferencia muy importante las elecciones europeas, hemos ayudado a provocar un cambio político en el País Vasco…
Un partido se basa en resultados electorales, y nosotros hemos ganado y que hemos cumplido los objetivos que nos habíamos marcado, no se puede pedir más. Lógicamente en este sentido el partido está contento y la gente está con muchos ánimos… eso es muy importante.
Todo eso para que aparezca un señor llamado Correa y lo fastidie todo, ¿no?
Bueno, pero el ánimo de la gente está alto. Sobre los otros temas creo que está bien que los tribunales cumplan su función, que lo hagan de forma independiente, sin ningún tipo de presiones ni políticas ni mediáticas y, desde luego, por eso vamos a velar.
¿Quiere decir que se está dando algún tipo de presión política y mediática sobre el tema?

Francamente, creo que se están produciendo actuaciones que dañan los principios constitucionales sobre la defensa, la presunción de inocencia, el secreto de las comunicaciones o el derecho al honor. Es absolutamente inexplicable que en un estado de derecho se produzcan filtraciones de actuaciones que sólo conoce la policía judicial y que se rompa el deber de custodia, bien por la policía judicial, que creo que no, o bien por las autoridades políticas del Ministerio del Interior, o por la Fiscalía, o desde el juzgado.

Eso es un atentado a la democracia. No se pueden utilizar conversaciones privadas que se han obtenido, algunas con autorización judicial y otras posiblemente hasta sin eso y, en cualquier caso, que no forman parte de los procedimientos judiciales. No se pueden utilizar para dañar a las personas, porque eso equivale a vivir en un estado policial y hace mucho tiempo que estas cuestiones están superadas en nuestro país.

Como consecuencia de los éxitos electorales obtenidos, el partido se ha estabilizado de sus tensiones internas en este último año pero, ¿es cierto que existen críticas internas contra Mariano Rajoy por no haber tomado cartas decididamente en el ‘caso Gürtel’?
Mariano Rajoy está actuando con la prudencia que se le exige a un líder político y también defendiendo los intereses no sólo generales, sino también los del Partido Popular y de sus militantes, y el derecho a la presunción de inocencia y a la defensa de nuestro partido y eso hay que reconocérselo.
¿Es cierto que usted y Bárcenas hablaron el pasado 3 de julio, día en que usted le pidió que dimitiera de su cargo como tesorero del PP?
Yo de conversaciones privadas no hablo.
¿Cree usted, como secretaria general del partido, que debe Bárcenas abandonar su cargo?
Creo que la Justicia tiene que seguir su curso y actuar lo más rápidamente posible, que es la mejor manera de que la Justicia sea justa.
¿Por qué López Viejo, Martín Vasco y Bosch Tejedor han sido apartados del cargo al ser imputados y Bárcenas o Camps no?
Porque hay una imputación clara y aquí todavía no estamos hablando de una imputación, todavía no se ha pedido un suplicatorio y las posiciones judiciales no son iguales, por ejemplo.
Pero en el caso de Camps sí existe una imputación
Sí, pero es provisional.
¿Es cierto que Bárcenas ha amenazado más o menos veladamente con hacer públicos documentos comprometedores contra altos cargos de su partido en caso de que le fuercen a dimitir?
Yo eso no lo puedo saber, pero tiene poco a lo que agarrarse. No hay nada de lo que tengamos miedo en el Partido Popular, estamos muy tranquilos.

Cuando todo termina, María Dolores de Cospedal se dirige de nuevo al coche: se iba a Albacete, pero toca volver a Madrid. Nuevo cambio de planes.

Durante el camino de vuelta caben algunas confesiones. “Tenemos días así dos o tres veces por semana”, cuenta gente de su equipo, “y eso cuando no toca subirse a un avión”. “No sé cómo serán otros, pero te puedo asegurar que la jefa curra, y mucho. Aunque esté enferma. No para, ni apenas come, es impresionante”, dicen otros que la acompañan y que no son miembros del partido. “Pese a las palizas que nos pegamos yo te digo que vale la pena”, continúa, “humanamente es increible: cercana, atenta y muy normal; con gente así da gusto”. Al llegar a Madrid se repite la escena: baja la ventanilla para despedirse y agradecer la compañía. No sé cómo estará ella, pero yo me marcho destrozado.

Nota: Esta historia se publicó en dos partes, aquí la primera y aquí la segunda