El ciclo político que vive la derecha puede acabar justo donde empezó: en Murcia.
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El PSOE ha salido con vida de la campaña más dura en muchos años, e incluso tiene posibilidades de seguir en el Gobierno.
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Que la imagen sea parte fundamental de la política no es nuevo. Pero la dimensión que ha adquirido en tiempos de redes sociales y voto asociado a sentimientos se ha disparado. Y, tras años de auge en otros países, va llegando a España.
En política todo significa algo, también el color. Lo que pasa es que, a veces, parece significar cosas muy distintas. Tanto como Santiago Abascal y Manuela Carmena.
La vida política se ha acelerado tanto que en unos pocos años han surgido y han decaído partidos con opciones de formar Gobierno. La pregunta es: ¿triunfan determinadas ideas porque son visibles o se vuelven visibles porque están suficientemente extendidas como para triunfar?
La política es atención. Y en ocasiones, aunque sea justo con la intención contraria, criticar al rival contribuye a ayudarle dándole mayor visibilidad.
La fórmula del liderazgo telegénico empieza a agotarse, y eso ha lastrado las posibilidades de Más País. Sin embargo no es ese el único motivo, y posiblemente tampoco el principal. Sencillamente, el voto no puede seguir fragmentándose en opciones políticas infinitas.
La nueva convocatoria electoral ha clarificado el panorama: Sánchez sigue en cabeza con mucho margen, el PP mejora, Podemos sigue cayendo, Vox irrumpe con fuerza y Ciudadanos se derrumba.
La exitosa moción de censura de Pedro Sánchez dejó a Ciudadanos descolocado. De ser un partido en ascenso meteórico a que los sondeos pronostiquen su derrumbe. Por lo pronto, han optado por endurecer su discurso para competir contra el PP en plena convulsión conservadora por la irrupción de Vox.
Justo antes de las elecciones generales la llamada ‘España silenciada’ sale a la calle reclamando visibilidad contra los desequilibrios. En apenas 150 ciudades vive más gente que en las otras casi 8.000 localidades, y eso tiene repercusiones políticas: las 13 circunscripciones más grandes ya suponen la mayoría absoluta sin contar con las otras 39.