«La Constitución de Colombia dice ‘no habrá censura’, sin embargo, como sucede con tantos otros temas en las democracias, es muy grande la distancia que existe entre la norma y la realidad». Lo reconoce el propio vicepresidente del Gobierno colombiano, que conoce esta realidad de primera mano, ya que, además de vicepresidente, es periodista.
¿En qué momento y por qué decidió emprender carrera política?
La verdad es que no soy ni he sido un político en el sentido tradicional del término. Desde muy temprano, a través de lecturas y de la observación de la realidad colombiana desarrollé sensibilidad por temas de democracia, libertad y derechos humanos, y se acentuó después de que en 1990 fuera secuestrado por las mafias del narcotráfico y mantenido en cautiverio durante 10 meses. Cuando regresé a la libertad compartí mi tiempo entre el periodismo, la defensa de la democracia y la promoción de los derechos humanos. Esa trayectoria hizo que el presidente Álvaro Uribe me escogiera en el año 2002 como vicepresidente.
¿Tanta vinculación hay entre periodismo y poder?
La relación entre poder y periodismo es muy compleja, y por eso ha sido objeto, durante siglos, de extensos tratados. Cada cual desde su ámbito, los Gobiernos y la prensa, tienen ante todo enormes responsabilidades con la sociedad. Normalmente en las democracias, Gobierno y medios encuentran importantes espacios de convergencia, pero también de disenso, lo cual subraya lo peligroso y poco aconsejable que resulta mezclar sus propósitos o actividades.
¿Es legítimo que sea así?
En la esencia misma del periodismo hay confrontación de poder, sentido crítico, defensa de los valores y de los intereses de la sociedad. Pulitzer señaló que sólo existe un medio para poner en pie la democracia en cuanto a su conducta individual, social, municipal y nacional y es mantener al público informado.
Es inaceptable y antidemocrático que los gobiernos o los gobernantes controlen u opriman a la prensa. Como también lo es que los medios o los periodistas busquen y cultiven intereses particulares o beneficios personales con cargo al poder que resulta de ejercer la profesión de informar, pues el mayor patrimonio que que tiene un periodista es en definitiva la independencia frente al poder político y a todos los demás poderes.
¿Cómo son los medios de comunicación en Colombia? ¿Con, contra el poder? ¿Existe total libertad de expresión?
En un país tan convulsionado y martirizado por la violencia como el nuestro los conflictos encuentran en la información a una de sus principales y primeras víctimas
El artículo de la Constitución de Colombia que más me gusta es el 20. Contiene en una frase breve el mandato que más puede satisfacer a un periodista: “no habrá censura”. Sin embargo, como sucede con tantos otros temas en las democracias, es muy grande la distancia que existe entre la norma y la realidad. En un país tan convulsionado y martirizado por la violencia como el nuestro los conflictos encuentran en la información a una de sus principales y primeras víctimas.
¿Tanto pesa la situación social colombiana en el periodismo del país?
Nuestro periodismo es víctima de las violencias todos los orígenes: de la guerrilla, de las autodefensas, de la delincuencia común. Y también de presiones de todas las fuentes de poder: económico, político, militar. Pero eso no mancha, sino al contrario, exalta la solvencia profesional y moral, así como la rectitud de la inmensa mayoría de los periodistas y medios de comunicación colombianos que aún en medio del peligro actúan en favor del ciudadano y aferrados a la verdad lo cual equivale a mantener a la sociedad a distancia de gente y de organizaciones que pretenden esconder, manipular y engañar en torno a los sucesos.
Como periodista y como político, ¿cómo ve el clima que se está viviendo en este momento en España?
La democracia española ha sido una gran cantera de hechos, experiencias y lecciones que han beneficiado notablemente a toda la comunidad hispanoamericana y al mundo en general.
¿Cree que gozan de independencia los medios de comunicación españoles?
La prensa española tiene las características básicas de los sistemas de información de las democracias contemporáneas. Tiene aciertos y también imperfecciones. Pero en general creo que es una prensa respetable e importante, que ha estado a la altura de los retos y de los compromisos que le ha planteado la mutante y nada fácil realidad del mundo contemporáneo.
¿Descarta volver a la prensa algún día?
Tengo toda mi mente y mi tiempo concentrados en las tareas del Gobierno que son numerosas, arduas y exigentes. Y aunque llevo el periodismo en la sangre tengo muy clara la frontera que existe y que debe separar las dos actividades.