Lo digital ha traído de la mano el fin de la intermediación, también en política.
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Lo digital ha traído de la mano el fin de la intermediación, también en política.
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En los últimos años de aceleración política se ha acelerado también el periodismo. No sólo los líderes se suceden a toda velocidad, porque también lo hacen los directores de periódicos. ¿Hay relación entre ambas cuestiones?
Surgido hace años, y casi olvidado desde entonces, el uso de newsletters se vio reducido a un mero uso comercial. El auge del consumo bajo demanda en otros ámbitos ha dado una nueva oportunidad a un formato que vive su segunda vida en ámbitos como el periodístico.
Elegir de qué temas informar y de qué forma contarlos también es tener ideología.
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El periodismo, como romántico sustento de las libertades, convive con el negocio preso de la necesidad de obtener rentabilidad. ¿Cómo se puede mantener esa dicotomía?
Los medios seleccionan qué mostrar, en gran medida por razones operativas. Sin embargo, no sólo se trata de lo que cabe y lo que no. El problema viene, precisamente, cuando se elige no mostrar algunas realidades en teoría para ‘proteger’ a la audiencia.
Vivimos rodeados de trampantojos, cosas que parecen ser algo que no son para crear sensaciones determinadas. Hay algunos inocuos, pero otros se usan con finalidades políticas determinadas y modifican nuestra percepción de la realidad y nuestras opiniones al respecto.
La mejor forma de hacer dinero pasa por cobrar por lo que haces. Esta afirmación, que parecería de perogrullo en cualquier sector, es la nueva esperanza de los editores de prensa. Pero no lo van a tener fácil precisamente por los errores cometidos en el pasado.
El sector de los medios lleva en crisis desde hace años. Primero fue el impacto de los flujos económicos, después la transición tecnológica y ahora, parece, el desafecto lector. En el centro de cada problema se repite, sin embargo, el mismo síntoma: la búsqueda rápida de audiencias masivas a costa de destruir su propia marca.
El éxito de la que es ya la aplicación de ligue más exitosa del mundo es tal que salpica a otros mercados. De hecho, su forma de uso rápido y selectivo explica mucho acerca de cómo hacemos las cosas en un contexto de consumo digital.