No importa lo trascendental que sea la votación: año tras año, país tras país, en muchas ocasiones la participación de la ciudadanía palidece frente a la abstención. La desafección pesa, y tiene consecuencias notorias en las decisiones políticas. ¿Es obligar al voto la mejor opción?
Participación política
Votamos poco y mal
La ciudadanía demanda cada vez más espacios de participación en la vida pública. El problema es que, cuando los tiene, no siempre se aprovechan de forma correcta. La abstención o el voto protesta son ejemplo de ello.