Unida pero rota, creciendo aunque amenazada: la UE respira (por ahora)
📩 Suscríbete al boletín pinchando aquí
Unida pero rota, creciendo aunque amenazada: la UE respira (por ahora)
📩 Suscríbete al boletín pinchando aquí
Unir a la izquierda es el plan desde 1986, y ni ahora termina de conseguirse.
📩 Suscríbete al boletín pinchando aquí
Las crisis nunca llegan en el momento adecuado. Pero la pandemia por el coronavirus ha tenido que originarse justo en la primera economía mundial y en el momento en el que la segunda ha perdido la confianza del mundo.
Es lo más hortera y viejuno del panorama musical, pero también es un ejercicio de catarsis colectiva de los más longevos. El papel de Eurovisión a la hora de asentar el proyecto europeo es incuestionable a estas alturas: entre canciones, reivindicaciones y risas prevalecen los valores comunes y la exaltación de la unión. Todo es política, al fin y al cabo.
Las posibles injerencias rusas en las elecciones estadounidenses han hecho evidente una tensión latente durante años: hay una nueva Guerra Fría, más sutil, menos cruenta, y su nuevo terreno de combate son las redes sociales.
En estos intensos años de crisis se han sucedido muchos acontecimientos, decisiones y revelaciones que han modificado profundamente la estructura de muchos mecanismos con los que funcionaba nuestra sociedad. En respuesta también ha variado la forma en la que los ciudadanos protestan. Es más, ha variado la forma, pero también el lugar y los protagonistas.
En el debate político se suelen aplicar raseros diferentes para cuestiones internas o externas: por ejemplo, calificar de «regímenes» a gobiernos hasta hace poco amigos o llamar «caciques» a presidentes democráticos.
Desde que Felipe González los pusiera en marcha, y con el parón que les dio Mariano Rajoy, los debates sobre el estado de la nación han dejado grandes momentos parlamentarios.
Desde una naranja a un estoque o una lámpara minera. Sus señorías han usado todo tipo de objetos inusuales para reforzar sus alocuciones en sede parlamentaria
Las decisiones del Consejo de Seguridad de la ONU vienen determinadas por quiénes lo forman y a qué intereses responden. Y eso explica, por ejemplo, su posicionamiento ante la escalada de tensión en Libia.