Durante muchos años el centro fue una tierra prometida política. Spóiler: tampoco existe.
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Cada país es un mundo en cuestión de pactos políticos: los hay donde son imposibles por el propio sistema, como EEUU o Francia, o donde son una cuestión cultural, como en Alemania. En España llevamos unos años transitando esa senda aunque en zonas como Cataluña ya tienen alguna experiencia previa. Y la convivencia nunca es fácil.
La demanda de León de separarse de su autonomía se ha interpretado como una excentricidad, pero lejos de serlo más bien parece un síntoma: si la forma de ordenar el país está en permanente cuestión por flancos diversos es porque quizá necesita abordarse.
En la política española han existido ciertos tabúes nominales: el PP se define como de centro, como mucho de centro-derecha, mientras sus rivales les ubican a la derecha. Entonces, ¿hay hueco más allá?
Desde que Felipe González los pusiera en marcha, y con el parón que les dio Mariano Rajoy, los debates sobre el estado de la nación han dejado grandes momentos parlamentarios.
Los fracasos electorales son de las pocas cosas que llevan a los líderes políticos a presentar su renuncia. Estas dimisiones no suelen ser inmediatas: dejan un tiempo para que el partido termine de preparar su sucesión, no siempre con éxito
Tras el parón de las elecciones europeas, la crispación vuelve a escena